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CÓMO VIVEN LOS NIÑOS EL DIVORCIO

Bebés (0-1 año): 
  • No comprenden las razones del conflicto, pero se dan cuenta del clima emocional del hogar, sienten la tensión y el descontento. 
  • Se dan cuenta de los cambios en los niveles de energía y en estado emocional de los padres. 
  • Se dan cuenta de cuando uno de los padres ya no está en el hogar. 
  • Dependen totalmente de los adultos que los cuidan. 
  • Comienzan a desarrollar confianza en otros y en el mundo. 
  • Cúanto tiempo se pase con los bebés determina la formación de los lazos afectivos. 
  • Fíjese si muestran señales de malestar. Si lucen más irritables, nerviosos, si demuestran más rabietas, pérdida de apetito, o retrasos en su desarrollo. 
  • Hágales sentirse seguros demostrándoles afecto, meciéndoles, tocándoles, hablándoles con cariño. 
  • Mantenga sus juguetes y objetos favoritos a la mano. 
  • Mantenga las rutinas lo más posible. Introducir personas nuevas gradualmente. 

Niños pequeños (1-3 años): 

  • Necesitan estabilidad y predictibilidad. 
  • Son egocéntricos: creen que causan todo lo que pasa. 
  • Fíjese si muestran señales de malestar: llanto excesivo, apego extremo, dificultades al dormir, pesadillas, ansiedad de separación, regresión a comportamientos más inmaduros. 
  • Ofrecerles más atención y cariño, especialmente a la hora de separarse. 
  • Hablar sobre el divorcio a un nivel que puedan comprender. 
  • Hacerles sentir seguros con muestras de afecto verbales y físicas. 
  • Demostrar que comprenden su malestar. 
  • Mantener las rutinas lo más posible. 
  • Introducir personas nuevas gradualmente. 

Niños de edad preescolar (3-5 años): 

  • Necesitan estabilidad y predictibilidad. 
  • Son egocéntricos. creen que causan todo lo que pasa, piensan que pueden controlar los eventos, se sienten responsables o culpables del divorcio. 
  • Tienen fantasías sobre la reconciliación de los padres. 
  • Fíjese si muestran señales de malestar: tristeza, confusion, preocupaciones, temores, pesadillas, agresión, regresión a comportamientos mas inmaduros, aislamiento, apego extremo, quejosos. 
  • Hablar sobre el divorcio a un nivel que puedan comprender. 
  • Hacerles sentir seguros con muestras de afecto verbales y físicas. 
  • Leerles libros sobre el divorcio. 
  • Animarles a hacer preguntas y a hablar sobre sus sentimientos y pensamientos. 
  • Demostrar sensibilidad a sus temores. 
  • Decirles repetidamente que no son responsables por el conflicto o el divorcio. 
  • Apoyar la relación de los niños con el otro padre, a menos que sea peligroso. 
  • Mantener las rutinas lo más posible. 
  • Introducir personas nuevas gradualmente. 
Niños de escuela primaria (5-12 años): 
  • Se dan cuenta de lo que pasa, pero carecen de las destrezas necesarias para lidiar con los conflictos. 
  • Pueden comprender el concepto de divorcio. 
  • Penan la pérdida de la familia como era antes del divorcio. 
  • Pueden sentirse rechazados por los padres. 
  • Tienden a culpar a otros, a menudo a uno de los padres. 
  • Hablar sobre el divorcio a un nivel que puedan comprender. 
  • Fíjese si muestran señales de malestar: tristeza, problemas académicos y/o sociales en la escuela, comportamiento inapropiado, achaques físicos, conflictos entre hermanos por competencia. 
  • Hacerles sentir seguros con muestras de afecto verbales y físicas. 
  • Leer libros sobre el divorcio. Animarles a hacer preguntas y a hablar sobre sus sentimientos y pensamientos. 
  • Demostrar sensibilidad a sus temores. 
  • Decirles repetidamente que no son responsables por el conflicto o el divorcio. 
  • Apoyar la relación de los niños con el otro padre, a menos que sea peligroso. 
  • Mantener las rutinas lo más posible. 
  • Introducir personas nuevas gradualmente. 
Adolescentes (13-17 años): 
  • Están más envueltos con su grupo de pares y dependen menos de sus padres que los niños menores. 
  • Les preocupa el impacto del divorcio en sus relaciones. 
  • Sienten dudas de sus propias capacidades de establecer relaciones a largo plazo. 
  • Pueden tratar de tomar ventaja de los padres. 
  • Fíjese si muestran señales de malestar: ira y hostilidad extrema, actitud desafiante, preocupación por asuntos financieros u otros asuntos de adultos, auto-concepto disminuido, aislamiento, problemas académicos o sociales en la escuela, comportamientos impredecibles o arriesgados. 
  • Mantener abiertas las vías de comunicación. 
  • Ser justo y razonable al asignarles responsabilidades. 
  • Apoyar la relación de los muchachos con el otro padre, a menos que sea peligroso.