Mostrando entradas con la etiqueta divorcio. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta divorcio. Mostrar todas las entradas

DIFERENTES ARTICULOS SOBRE RUPTURA DE PAREJA

 


Se deja de querer...
y es como un libro que aún abierto hoja a hoja quedó a medio leer,
y es como la sortija que se quitó del dedo
y solo así supimos... que se marcó en la piel.

Se deja de querer...

y no se sabe por qué se deja de querer.

José Angel Buesa

la ruptura de una pareja inicia un periodo de duelo personal




La ruptura de pareja es un proceso doloroso. Se junta la sensación de fracaso, la decepción, el desgaste por todo lo emocionalmente invertido, y en muchas ocasiones el rencor.

Tanto la persona que toma la decisión como la que la recibe, pasan por momentos muy difíciles en la vida. Es duro decir adiós a un proyecto. En el caso de que la pareja tuviera hijos, la situación se hace mucho más dolorosa, y hay que actuar con muchísima madurez, anteponiendo primero a los niños a cualquier expresión de emoción negativa


EMOCIONES NATURALES TRAS UNA RUPTURA



La ruptura en una relación de pareja, puede ser una de las experiencias más dolorosas para una persona, después de la muerte de un ser querido. La separación es una experiencia emocionalmente traumática y es necesario que ambas partes, pasen por un proceso de duelo.

Cada ruptura es diferente, y los factores y en contexto en que se produce, influirá en el afrontamiento de la situación. Lógicamente no puede suponer el mismo trance emocional una separación de mutuo acuerdo cuando una relación se ha deteriorado, que las rupturas planteadas de forma unilateral, e incluso dentro de estas últimas, el proceso dependerá de cómo se maneje la situación inicial (de forma repentina, paulatina), si hay involucradas terceras personas, etc.


Tampoco lo vive de la misma manera el que toma la iniciativa, que ha ido madurando la situación durante un tiempo, con la posibilidad de ir asumiendo de forma gradual la nueva situación, que al otro miembro, que muchas veces se encontrará totalmente desprevenido ante la situación, lo que producirá efectos diferentes en ambos miembros de la pareja, al menos de forma inicial.

En cualquier caso, el duelo es una reacción natural y un proceso largo y doloroso por el que es necesario pasar, ante la pérdida de la persona amada. Este duelo pasa por varias etapas, y cada persona necesita un tiempo para vivir el proceso. Aunque la duración es variable, la fase de duelo aguda no debería durar más de 6 meses:

-Impacto inicial. Cuando una persona no se espera el anuncio de la ruptura por parte de su pareja, hay una primera reacción de incredulidad e irrealidad. Esta sensación puede durar horas o días. 

-Negación. El hecho de intentar negar lo ocurrido, de no aceptar la realidad y hacerse falsas esperanzas, es una forma de amortiguar un poco el impacto inicial del dolor. En ocasiones la persona no informa de la ruptura ni a familiares, ni a amigos, esperando que sea algo pasajero. Es una etapa en la que se tiende al aislamiento social. 

-Tristeza y dolor intenso. En esta fase, la persona se encuentra deprimida, sin ganas de hacer nada. El pensamiento se vuelve obsesivo, no se puede pensar en otra cosa. Suelen aparecer trastornos de sueño, malos hábitos en la alimentación y un descuido general. La sensación de vacío, el llanto y la tristeza son las emociones más habituales. Aparecen pensamientos catastróficos y de desesperanza, y la persona cree que jamás podrá superar ese dolor. Aquí es necesario dejar que las emociones fluyan. Aunque en ese momento la persona sea incapaz de verlo, poco a poco el dolor se irá debilitando. 

-Ira y rabia. La pena y la tristeza, suelen dar paso a un sentimiento de rabia. La persona en muchas ocasiones, se siente herida y suelen surgir sentimientos de resentimiento y rencor, culpando exclusivamente de su dolor a la persona que ha tomado la decisión de acabar la relación. 

-Aceptación. Esta etapa no tiene por qué necesariamente suponer felicidad, pero sí cierta paz y capacidad de la persona de emprender nuevos proyectos.. Ya no se tiene la necesidad de hablar y de pensar continuamente en el tema de la ruptura y se empieza a disfrutar más en compañía de otros. 

-Reorganización y resolución. Aquí, la persona ya ha aceptado su nueva situación,necesitará reorganizar de nuevo su vida y retomar actividades que se habían abandonado, para poder seguir adelante. Es una etapa que se caracteriza por los cambios.

APOYO PSICOLÓGICO 


Cuando la persona, según transcurre el tiempo, no registra ningún avance, sigue sumida en la tristeza y en la desesperanza y presenta un deterioro en su salud, estaríamos hablando de un duelo patológico


En este momento es aconsejable pedir ayuda profesional, con el fin de ayudar a la resolución ya que de lo contrario, un duelo complicado puede acabar provocando un trastorno depresivo o de ansiedad. 

Hay una serie de conductas nocivas que pueden llevar a desarrollar otro trastorno psicopatológico: 

- abuso de alcohol u otras drogas, con el fin de evadirse de la realidad. Esto se convierte en una“trampa psicológica” ya que una vez que la persona se encuentra fuera de los efectos de la sustancia, el sentimiento depresivo se hace aún mayor. 

- a veces hay una tendencia a desarrollar una serie de conductas desadaptativas en el intento desesperado de volver con la otra persona: llamadas continuas de teléfono, envíos de mails, frecuentar sitios donde puede estar la ex pareja etc. Todas estas conductas lo único que pueden hacer es dañar la autoestima, el amor propio y conseguir que el otro miembro de la pareja responda con indiferencia u hostilidad. 

- uso o abuso de antidepresivos y ansiolíticos. Intentar enmascarar las emociones que se tienen que sentir en el duelo es un error, ya que estos sentimientos tienen que fluir necesariamente para poder superar esta etapa con éxito. 

- el descuido general de la salud, los malos hábitos en la alimentación y en los cuidados básicos, mantenidos a lo largo del tiempo, pueden hacer que se tenga una mala calidad de vida, entorpeciendo todavía más la resolución del problema. 

En el trance del duelo se pueden sentir emociones como sensación de fracaso, sentimientos de culpa, envidia hacia amigos o familiares del entorno que no están pasando por la misma situación, rencor etc. También son frecuentes en las etapas iniciales, síntomas físicos como: insomnio, falta de apetito, dolor de cabeza y otros síntomas de ansiedad. Lo importante es no quedarse anclado en el pasado y poder empezar a mirar hacia delante. 

Es fundamental ayudar a la persona a que asuma que la relación ha llegado a su fin, para que pueda salir exitoso de esta etapa tan dolorosa. 

El apoyo psicológico podrá ayudar a la persona a expresar sus sentimientos, a eliminar conductas nocivas, a recuperar su confianza y su autoestima y a identificar pensamientos irracionales que puedan estar interfiriendo en la resolución del duelo. En definitiva, ayudarle a encontrar de nuevo, un sentido a la vida.

REFLEXIÓN SI TE HAN DEJADO

A veces estamos en una relación de pareja sin pararnos a pensar si realmente es lo que queremos, si estamos realmente bien.
Cuando una pareja se consolida con el tiempo, a veces toma caminos divergentes: lo que al principio parecía un consenso total ahora se ha vuelto un campo de batalla.

Sin embargo hay personas que pasan años y años dentro de una relación de pareja que no les satisface en ninguno de los aspectos. Los motivos de continuar esta situación pueden ser muy variados: "por los niños", por el status económico, por el status social, por no dar un disgusto a la familia, porque ya no hay más mundo que el que se ha creado dentro de la pareja...

Hay ocasiones en que uno de los miembros de la pareja decide poner punto y final a este tipo de relación, que "se ha secado" (¿regamos día a día la relación?). Entonces, la otra parte, la persona que siente que la abandonan, entra en un estado de absoluto desconcierto. Muchas veces la depresión se adueña de la persona que se siente incapaz de remontar esta situación de pérdida, de tristeza, de falta de expectativas.

Ahora bien, a las personas que están pasando por esta situación, hay que enseñarles la realidad, que miren a su alrededor: las personas salen de esta situación, todo el mundo rehace su vida. El tiempo que tarden en hacerlo, dependerá de su actitud frente al problema. 

Muchas personas que acaban de sufrir una situación traumática afirman que volverían sin dudarlo con la persona que les ha abandonado. Tras hacerles reflexionar no se sienten tan seguros de esa afirmación, tan sólo hace falta cambiarles la pregunta a un: "en el supuesto de que tu consiguieras rehacer tu vida, ser feliz, tener amigos, actividades de ocio, tal vez una pareja que te ilusione, ¿renunciarías a todo esto por volver con tu ex?. La respuesta siempre es: no. Luego, ¿que es lo que realmente queremos?. Queremos no sufrir, en el momento presente, sin pensar en un futuro que se asegura incierto y difícil. A veces, ya no queremos a nuestra pareja, pero nos da miedo cambiar. ¿Quien es el más honesto, el que rompe la relación o el que está dispuesto a continuar juntos por comodidad?

RUPTURA DE RELACIÓN: PUNTO DE INFLEXIÓN

Una ruptura sentimental conlleva en la mayoría de ocasiones, unos sentimientos de ánimo que fluctúan entre la tristeza, el dolor ante el recuerdo y en muchas ocasiones el miedo a la soledad.

Las personas tras una ruptura experimentan la sensación de que tal vez no vuelvan a tener la oportunidad de tener pareja, otras sienten miedo a iniciar una nueva relación por miedo a sufrir una nueva decepción.

Cuando la persona deja la relación de pareja tiene que trabajar en varios frentes: por una parte tiene que volver a hacer que su vida funcione: en muchas ocasiones gran parte de su tiempo era compartido y hay que volver a empezar de cero, buscando nuevas actividades, haciendo amigos o simplemente haciendo que el tiempo pase y las heridas cierren.

Este período de tiempo puede ser enriquecedor para la persona si analiza no solamente aquello que no le gustaba de la relación fallida, sino qué cosas de ella misma perdió o sacrificó sin desearlo realmente: que parte de sí misma se quedó por el camino.

Tal vez sea un buen momento para decidir y diseñar el futuro, en el sentido de poder ser el guionista de su propia obra: si la persona se rodea de aquello que le gusta, si realiza las actividades que le gustan, si se siente segura y confortable en su nueva vida, más posibilidades tendrá de que el futuro le sonría.

Hay que estar especialmente prevenido con las prisas y la desesperación: nada más peligroso que salir de una relación y meterse directamente en otra. Es una forma de llenar huecos afectivos sin importar realmente quien los llene, y esto muchas veces lleva a un encadenamiento de relaciones fallidas que van minando a la persona.

Tras acabar una relación tómate tu tiempo para conocerte, para decidir qué es lo que buscas en la vida. Aprende a ser feliz por ti mismo, y de esa manera, con una actitud positiva y optimista, serás un valor en alza para ti y para los demás.

LA BÚSQUEDA DESESPERADA DE UNA NUEVA RELACIÓN

Hay personas que tras una ruptura de pareja se sienten perdidas, no saben cómo funcionar en la vida y se sienten incapaces de seguir adelante sin una persona a su lado.
El vacío emocional que surge tras la ruptura les resulta insoportable y piensan (erróneamente) que una nueva relación sanará la herida.


Por otra parte, tras una ruptura es muy frecuente la sensación de falta de valía personal (la autoestima baja, hay una sensación de fracaso y aparecen pensamientos como "nadie querrá estar conmigo, no soy lo suficientemente bueno para nadie").


No hay nada peor que buscar una relación para superar una ruptura


La búsqueda desesperada de una nueva pareja para calmar el dolor es un error, que sólo conducirá en la mayoría de los casos a una nueva ruptura, ya que los motivos para iniciar otra relación no son los correctos: estamos tapando la herida sin sanarla.

Cuando se produce la ruptura sentimental la persona debería pasar por un periodo de reflexión sobre su propia vida (sí, su propia vida, no los motivos de la ruptura como búsqueda de sus propios errores). Es el momento en que la persona se reconstruya, inicie un periodo en el que sea capaz de dotar a su vida de sus propios contenidos.

El famoso "desierto" que sigue a una ruptura es un momento doloroso y enriquecedor en el que la persona tiene que preguntarse qué cosas le gustaría hacer, cómo le gustaría ser, que cosas no quiere...

Saltar de relación en relación como si se saltase de piedra en piedra para pasar un río es una forma inconsciente de no enfrentarse a uno mismo, y muy frecuente en personas que jamás logran su estabilidad y plenitud emocional por no atreverse a enfrentarse a su "desierto".

¿PERMANECER O DESAPARECER?

Muchas personas que viven en pareja llegan a un momento en su vida en las que el tedio, la incomprensión, la soledad se han hecho sus mejores compañeros.

Miran atrás, a los que les llevó a unirse a una persona y no pueden encontrar ninguna de las razones. La ilusión, el compromiso, las ganas de compartir y disfrutar de las pequeñas cosas se han esfumado y se sienten completamente vacías, y en algunas ocasiones desesperadas.

La presión familiar, los amigos, la presencia de hijos, la motivación económica, hacen difícil replantearse la vida, la persona se encuentra en un cruce de caminos: la felicidad y la estabilidad.


Esta situación es realmente peligrosa. La insatisfacción personal puede llevar a ver todo bajo un prisma negativo, a no estar atento a la parte buena de la relación, minimizando la gratificación que recibe y focalizando la atención en los aspectos negativos, lo que alimenta la sensación de vacío y fracaso.

Ante una situación de este tipo, es necesario que la persona analice sus sentimientos, de una forma global. En algunas ocasiones, la ayuda de un terapeuta que dirija las preguntas que la persona debería formularse, puede ayudar a ese proceso de clarificación.

Dejar a la otra parte de la pareja al margen de esta crisis puede resultar perjudicial y por supuesto, nada leal: el otro tiene que saber su parte de responsabilidad y tener la oportunidad de meditar sobre hacia dónde se dirige su relación, si los lazos son el cariño o el amor verdadero, si existen los motivos que les llevaron a unir sus vidas, y si quiere luchar (de verdad) para buscar nuevas vías para fortalecer su compromiso.

La terapia de pareja puede ayudar mucho a las parejas en crisis, cuando existe realmente una motivación para cambiar aquellas actitudes o formas de ver la relación que les han hecho alejarse. Desgraciadamente muchas veces en terapia de pareja nos encontramos con una falta de compromiso: una de las partes busca realmente nuevas fórmulas de acercamiento y la otra parte "está cubriendo el expediente" porque no desea abandonar la relación.

Las personas ante una crisis de relación deberían disgregar los aspectos de permanencia o abandono, analizando cada factor por separado. El núcleo de la intervención se basa en la propia felicidad del individuo, y los miedos se tendrán que ir tratando uno a uno. Es absurdo continuar con una pareja cuando no existe comunicación o las muestras de afecto se reducen a una relación fría y "políticamente correcta", ya que eso es una fuente de insatisfacción no sólo para ambas personas, sino también para las personas que forman el núcleo familiar.

Establecer las verdaderas razones que nos llevan a pensar que la relación está acabada tienen que pasar por un análisis "con el corazón el la mano", ya que a veces factores externos, como enamoramientos por cubrir el vacío afectivo, envidia de la situación de otras personas en situación de libertad, pueden llevar a una obstinación respecto al fin con consecuencias dramáticas. 

Si la situación realmente no depende de factores externos, o la necesidad de un cambio ha aparecido de forma independiente o anterior, la persona debe evaluar su momento afectivo de forma intrínseca, buscando lo que realmente desea en la vida. Debe tener en cuenta el daño que produce, pero no como un factor de paralización de su camino, sino buscando la forma más madura y adaptada de plantear esta nueva situación. En ocasiones se espera a que los niños sean mayores, para que no sufran (¿alguien cree realmente que el sufrimiento de los hijos es menor a los 20 años que a los 10?, ¿no será la forma y no la edad la que tengan repercusión sobre el afrontamiento de la situación?). Otras veces es el "disgusto que se va a llevar la familia" lo que paraliza el proceso, o la presencia de problemas económicos que hacen difícil o imposible la existencia de dos núcleos familiares: si la casa pesa más que la felicidad, tal vez la persona deba plantearse que sus objetivos vitales están más próximos a lo material que a lo afectivo y deba quedarse en esa situación. 

Dar a la otra persona la posibilidad de ser nuevamente amada, cuando nosotros ya no tenemos nada que ofrecer más que una convención social o un interés económico es a veces un síntoma de salud mental, equilibrio personal y coherencia... además de representar el último gesto de generosidad hacia alguien que tal vez se merezca algo mejor.

INFIDELIDAD: ADÓNDE LLEGAREMOS CON LAS REDES SOCIALES

La irrupción de las redes sociales como parte de nuestra vida está causando serios estragos en muchas parejas hasta el momento estables.
El proceso, que suele comenzar con un "reencuentro" de viejos amigos en Facebook o un conocimiento paulatino en otras redes tipo Twitter (vamos a dejar de lado otro tipo de redes de contenido explícito para buscar pareja o relaciones rápidas), suele convertirse en un proceso de bola de nieve que acabe con una relación.

Curiosamente es más frecuente que la persona "enganchada" sea un varón, de mediana edad y sin antecedentes de infidelidades.

El sistema es simple, aunque la persona que está pasando por este trance lo ve como una obsesión y no logra comprender cómo ha llegado a este punto. Los ingredientes son perfectos: falta de compromiso, poder vender una imagen idealizada de uno mismo, atención constante, focalización en temas amorosos o que incrementan la autoestima de la persona y ausencia de todo aquello que puede suponer rutina, compromiso o las situaciones a veces incómodas que se producen en la convivencia.


Normalmente la persona "captada" se siente hechizada ante los halagos que recibe, siempre existe una constante gratificación que le hace alejarse de la realidad, y como si de una droga se tratara comienza a obsesionarse con la llegada de mensajes, canciones dedicadas, verbalización de fantasías sexuales y la sensación de sentirse nuevamente joven, enamorado, apasionado.

Este tipo de relaciones suelen ser simples fantasías donde ambos miembros dejan fluir todo aquello de lo que carecen en su día a día.

En muchas ocasiones el hombre comenta que no puede llegar a comprender cómo ha podido desvincularse completamente de su pareja, a pesar de quererla y ni siquiera estar pendiente de los hijos, como "si se sintiera abducido". No entienden una situación racional directamente porque no lo es.

El sistema de gratificación intermitente es un clásico en las teorías de aprendizaje: si quieres someter a un animal a estar pendiente continuamente de que haga algo, no le refuerces siempre, hazlo de forma intermitente, sin pauta fija ni horarios. Así de simple funciona el aprendizaje y así de simple se crea una ciber-obsesión.

La forma de salir de ella es altamente traumática. Por una parte suele producirse porque la pareja se da cuenta, y es el momento de enfrentarse a la realidad: seguir en pos de la fantasía o intentar recuperar la pareja. Al principio es complicado: la obsesión es tan fuerte como la droga dura y la persona tiene dificultades para controlar sus deseos de consultar el móvil o el ordenador, piensa continuamente sobre lo ocurrido como algo idealizado. Por otra parte la otra parte de la pareja se siente engañada y con deseos de ruptura.

La terapia en estos casos siempre comienza con la persona que ha sufrido esa obsesión: hay que devolverle a la realidad y mitigar los sentimientos de culpa, hay que buscar el por qué los halagos pueden llegar a enganchar de tal forma. A veces la falta de autoestima es la base del problema. En otros casos no podemos negar que hasta la pareja más perfecta puede haber entrado en un ciclo rutinario en el que se necesiten introducir cambios para reactivar las emociones.

Tras el trabajo con la persona afectada para que comprenda la realidad y la disocie de la fantasía, se trabajan aspectos de su personalidad, y de forma paralela, muy frecuentemente hay que trabajar con el otro miembro de la pareja, primero para que comprenda que lo sucedido pertenece a una realidad completamente virtual (no por ello menos dañina pero con otra base), hay que evitar los reproches, las preguntas de los por qués que en muchísimas ocasiones no tienen respuesta, porque hablamos de personas que en ese momento no actúan de forma racional, sino impulsiva.

Por último, sesiones de terapia de pareja pueden ayudar a fomentar la confianza,, buscar nuevas vías de relación y ayudar a comprender que a veces una crisis, tan dolorosa como esta, puede servir para reforzar la relación y solucionar problemas latentes, que en ocasiones han estado ocultos durante años.